Indicios de un crimen

Las señales detrás del asesinato de dos funcionarios del gobierno de la Ciudad de México no dejan lugar a duda: quienes planearon la ejecución de Ximena Guzmán y José Muñoz, secretaria particular y asesor de Clara Brugada, la Jefa del Gobierno Capitalino midió con precisión milimétrica el lugar, el momento y el día para sacudir a la cúpula del partido en el poder que goza, innegablemente, de profundas raíces populares.

La planeación pudo haber sido larga, tal vez de meses atrás porque debió requerir del estudio de la conducta, trayectos y lugares preferidos de los principales colaboradores de Brugada hasta encontrar el lado mas vulnerable de un movimiento político que hoy gobierna mas del 85 por ciento del territorio nacional, incluyendo al territorio poblano, desde hace dos gestiones de gobierno.

Un viejo conocedor de la izquierda en México, agudo observador de la escena pública como Agustín Guerrero, editor en jefe del periódico “El Humanista” dijo al columnista apenas comenzaba el reguero de información e infodemia del crimen en contra de Guzmán y Muñoz la mañana de martes: “Para nosotros las víctimas son lo importante. Gente inocente y buena. Para ellos, el mensaje es lo que importa”.

Y en efecto, el mensaje críptico enviado a través de los sicarios que efectuaron el mortal atentado llegó justo cuando en la llamada “mañanera del pueblo” en Palacio Nacional estaban reunidos el secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno federal, Omar García Harfuch; el Fiscal General de la República, Alejandro Hertz Manero; los secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales y de Defensa, Ricardo Trevilla Trejo; y la de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.

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No solo fue el gabinete de seguridad en pleno reunido en un mismo sitio, sino el lugar en el que se decidió dar el golpe: la capital del país en donde existe la mayor cantidad de cámaras de videovigilancia, el número mas grande de elementos de diversas corporaciones y el orbe con los estándares de seguridad mas altos.

Ahí están sus muertos pudo haber sido la frase utilizada por los personajes en algún lugar indeterminado cuando se supo que los matones enviados habían conseguido el propósito inicial: la ejecución efectuada con precisión por un tirador adiestrado en el manejo de armas de fuego, evidente por la destreza de los impactos de los proyectiles de arma de fuego que se pudo observar en el parabrisas del automóvil en el que viajaban las víctimas.

La imagen que mas ilustra el ambiente que rodea a propios y extraños, es la del rostro de Sheinbaum y Brugada, cada en una en sus comparecencias a medios, conteniendo lágrimas de dolor y tristeza.

La ejecución de la mañana de martes podría tener múltiples explicaciones, pero por lo pronto hay que poner atención en el resultado de la política anticrimen que el gobierno de Sheinbaum implementó desde que comenzó el periodo sexenal: 10 mil 962 armas de fuego incautadas, 157 toneladas de droga asegurada, 915 laboratorios para la elaboración de drogas sintéticas como metanfetamina y fentanilo destruidos y mas de 21 mil 400 personas detenidas y puestas disposición de una autoridad ministerial.