En política las formas, como los silencios, también cuentan. No es quien mas ruido hace ni quien mejor hace para nadar de a muertito. Sino al contrario, a la hora de las definiciones es en donde se conoce quien es quien. Los dobleces en la escena pública ayudan, pero no a perpetuidad.
Frente a la voracidad de los grupos desde la reacción, la desmemoria convenenciera de unos cuantos y la carroñera conducta de usuarios de redes y financieros que alimentan la narrativa del miedo a través de millones de bots para influir en el imaginario, era necesario ir al pasado.
Eso fue lo que hizo el coordinador del Gabinete, José Luis García Parra la mañana de martes ante una pregunta expresa sobre la batalla que se trasladó de las calles de Uruapan, en Michoacán con la muerte del edil Carlos Manzo a manos de un niño-sicario el sábado 1 de noviembre, a las redes sociales y espacios de mayor exposición mediática.
Recordó García Parra cuando desde la tribuna en San Lázaro, el expresidente municipal puso nombre y apellido a los responsables del derramamiento de sangre en México: el Partido Acción Nacional y el presidente en el sexenio de 2006 a 2012, Felipe Calderón Hinojosa el michoacano que decretó la “guerra” al narcotráfico, justo en su propia tierra, la misma que vive una espiral de violencia inenarrable.
“Son las palabras de Carlos Manzo porque con esa guerra se permitió que los delincuentes de apropiaran de Michoacán. Son las palabras de Carlos Manzo”, dijo.
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Respondió así a las descalificaciones que han vertido en diversos espacios PAN y Movimiento Ciudadano para extender un discurso que tiene mas de desquite que argumento en el contexto de la estrategia de combate a los grupos delictivos que ha dado resultados notables por los que ofrecieron las gestiones de Calderón, Peña Nieto y López Obrador.
No se reservó nada el coordinador de Gabinete y en el revire confirmó su posición como el hombre de mayor confianza del jefe político del grupo en el poder: Alejandro Armenta. No fue el secretario de Gobernación, Samuel Aguilar Pala y tampoco la presidenta de Morena, Olga Lucía Romero Garci-Crespo.
En el análisis que resulta de conocer la historia no se puede dejar pasar el papel protagónico que tuvieron dos personajes siniestros: Genaro García Luna, condenado en Estados Unidos por haberse coludido con los cárteles de la droga en México mientras fue titular de Seguridad Pública con Felipe Calderón y su brazo ejecutor, el poblano Facundo Rosas, el policía a quien estalló la muerte de un niño de 13 años en Chalchihuapan, Alberto Tehuatlie Tamayo y el escándalo de la protección de sus mandos a bandas dedicadas al robo de combustible.
¿Quiere el PAN, MC… el PRIAN hablar de corrupción hablar de complicidades con el crimen organizado cuando tienen presidentes municipales que están en presos por crimen organizado? ¿Los saqueos brutales de años del PRIAN, el Museo Barroco con 14 mil millones de pesos debíamos pagar?
Recordó la gestión del alcalde sustituto de Eduardo Rivera, Adán Domínguez que pretendió negociar una línea de crédito por mil millones de pesos a día de entregar el gobierno de la capital a Pepe Chedraui. Choco barrió con la oposición.
