Que el Instituto Nacional Electoral (INE) haya fallado a favor de Xóchitl Gálvez Ruiz en la denuncia contra el presidente Andrés Manuel López Obrador no es sorpresa, la verdad es que ya se veía venir.
Que en sus medidas preventivas le hayan prohibido a López Obrador hablar en sus conferencias de prensa matutina sobre Gálvez Ruiz o sobre el proceso electoral, tampoco es una sorpresa.
Y que AMLO se quejara de esa resolución tampoco lo es, hasta le dolió más porque si sí hubiera pasado la Reforma Electoral o su Plan B, estas resoluciones en su contra seguirían siendo un sueño guajiro para la oposición.
Lo que sí es una sorpresa es que se quejara de que no hay libertad de expresión. Más que nada porque a López Obrador le encanta atacar a las personas y medios de comunicación que no le aplauden por todo.
¿Cómo puede exigir libertad de expresión alguien que se encarga de oprimirla? Alguien que se queja de las mañas de gobiernos anteriores en ese rubro pero repite las mismas acciones.
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Si un periódico lo critica, le dice conservador. Si un político no está de acuerdo con él, trata de ridiculizarlo, sino chequen la “mañanera” en la que sacó una caricatura de Xóchitl Gálvez para burlarse de ella y la oposición.
AMLO no conoce el respeto a las opiniones diferentes, y que venga a exigirla porque le dijeron que su opinión agredía los derechos de otras personas se me hace una tontería.
Y aunque le guste hacerse la víctima, diciendo que le quieren poner “una cinta en la boca”, debe entender que los derechos de cada ciudadano y ciudadano terminan donde inician los del siguiente.
Tanto anda “idolatrando” a Benito Juárez, diciendo que es el mejor presidente de México, que debería poner en práctica sus palabras de “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Es más, si en alguno de sus cinco años en el poder lo hubiera practicado, le hubiera ido mejor en el sexenio y no dependería de sus obras faraónicas para usarlos de escudo contra los críticos de su gobierno.
Pero mientras vemos si AMLO va a respetar la resolución del INE o seguirá metiendo su cuchara en el proceso electoral del próximo año, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.