Estas elecciones marcaron momentos históricos como la elección de la primera mujer presidenta de la República, o en Puebla Alejandro Armenta se convirtió en el gobernador electo más votado de la historia, y la desaparición del Partido Revolucionario Democrático (PRD), un ícono de la izquierda mexicana en los últimos 30 años.
Que este partido pierda su registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE) no está generando el revuelo que debería ya que con su unión con el PAN a partir del sexenio de Enrique Peña Nieto y en el caso de Puebla, desde la era de Rafael Moreno Valle, el PRD empezó a perder mucha fuerza y militantes.
Y si a eso le sumamos que desde la creación de Morena muchos perredistas abandonaron su “alma mater política” porque en la casa guinda vieron la luz para ser tomados en cuenta para cargos políticos, por lo que cada vez se veía más raquítico el Sol Azteca.
Además en 2021, que fue una buena elección intermedia para la oposición, el PRD salvó su registro como partido político por apenas un pelito. Ya que a nivel nacional alcanzó el 3.14 por ciento de la votación y en Puebla ni siquiera eso, el 2.73 por ciento.
Para este 2024 el Sol Azteca no pudo mantener el ritmo de hace tres años y a nivel nacional bajaron hasta el 1.92 por ciento de los votos, obteniendo en Puebla una cifra similar con el 1.95 por ciento.
Ahora, bajando la situación a nivel local, los perredistas en Puebla que encabezaron al partido en estas elecciones se esforzaron, pero no se pudieron ganar a la ciudadanía que ya los había abandonado incluso antes de iniciar el proceso electoral.
Carlos Martínez Amador, dirigente estatal del PRD, siempre se vio como un “patiño” de sus homólogos del PRI y PAN, Néstor Camarillo y Augusta Díaz de Rivera. Sin embargo, su hija Karla Martínez Lechuga parecía arrancar con fuerza su carrera política tras un paso aceptable por el Instituto Municipal de la Juventud en Puebla capital.
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Aún así no logró conectar con los votantes del Distrito local que buscaba representar, y perdió de una forma clara contra el candidato morenista Roberto Zataraín, otro personaje que tampoco es que fuera muy conocido por la comunidad, solo tuvo la suerte de estar en las boletas en la oleada Sheinbaum-Armenta.
Julián Rendón Tapia, candidato a diputado federal por el Distrito 6 a mi parecer fue un caso triste ya que me consta que se esforzó, unió fuerzas con los otros cuatro candidatos a la Cámara de Diputados de la zona conurbada de Puebla, y aún así cayó.
La tarea no era tan difícil, derrotar a Alejandro Carvajal quien iba por un tercer periodo en la Cámara de Diputados y quien había dividido meses atrás a su partido buscando la candidatura a la presidencia municipal y armando una guerra contra Pepe Chedraui. Aún así el candidato del PRD terminó cayendo 3 a 1 frente al morenista.
El único caso de esperanza que quedaba era el de Roxana Luna, candidata del PRD para la presidencia municipal en San Pedro Cholula que tras el primer conteo del PREP había ganado, pero tras el Voto por Voto terminó perdiendo frente a la morenista Tonantzin Fernández.
¿Qué pudo haber salvado al PRD? Honestamente nada. Tras los resultados del 2018 o más tardar del 2021 debió buscar salir de la coalición y buscar aliarse con Movimiento Ciudadano para regresarle el favor a las dos décadas que los naranjas fueron su satélite. Ahí la repartición de candidaturas hubiera sido más igualitaria y tal vez así hubieran alcanzado la votación necesaria para sobrevivir.
¿A dónde irán los perredistas? Tengo dos teorías: la primera es que se irán con la cola entre las patas a Morena para ver si los reciben. La segunda es que buscarán reagruparse y traer de vuelta al PRD con otro nombre, como en su momento lo intentó el PES, pero puede que corran con la misma suerte y desaparezcan tras sus primeras elecciones.
Pero mientras vemos desaparecer al PRD y ver las reacciones y acciones de los perredistas para buscar mantenerse vigentes, nosotros nos leemos mañana en El Acuario.