La que comenzó este lunes 18 será la semana del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, el emprendedor que hace apenas once años acariciaba la idea de ser presidente municipal de su natal Tepeaca, el municipio para el que hay que recorrer casi 50 kilómetros desde la capital.
Entre el lunes y viernes estará por cerrar una meteórica carrera política que incluyó dos diputaciones locales por diferentes partidos políticos; una administración como edil y dos años como gobernador de Puebla, desde donde operó en dos pistas para cerrar el ejercicio con una legitimidad que nadie regatea: ganada con hechos, no en las urnas, dice satisfecho.
Luego del viernes 22 estará en condiciones de hacer maletas para mudarse a la capital del país en donde se hará cargo del Instituto Nacional de Migración. Para ocupar esa responsabilidad se ganó la confianza de dos personajes clave: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo, su próxima jefa que por estos días anda en Brasil en la cumbre del G20.
Muy temprano de martes inició una gira por la Mixteca poblana para inaugurar obras de diverso calado. El derrotero, de principio a fin lo hizo sin un gran aparato, sólo un joven productor y dos periodistas invitados, Enrique Núñez, director de Intolerancia Diario y el autor de esta columna.
Larga la mañana como extensa la lista de historias y el anecdotario de quien se ve cómodo como gobernador, la responsabilidad para la que no parecía tener planes hasta que vino la crisis tras el deceso de Miguel Barbosa en diciembre de 2022.
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No fue sino hasta que los grupos legislativos en el Congreso local rebotaron dos nombres que habían sido propuestos para ocupar la gubernatura vacante. No había sido del sector duro de Morena ni fundador del partido político que lo catapultó a la escena nacional, pero cumplió sin presunción con la filosofía del no robar, no mentir, no traicionar.
Fue el de Céspedes Peregrina la tercera opción la que generó consensos. Así debía ser, era uno de los suyos en calidad de presidente del Congreso y su perfil conciliador y atento lo colocaron en la ruta que está por terminar, el 14 de diciembre.
No ha dudado de sus orígenes ni de sus andanzas políticas, desde que llegó de Tepeaca, su pueblo. Tiene particular afecto por la fuente de la prensa que cubre las actividades del legislativo, en donde todo comenzó. Son dos informadores por quienes guarda especial aprecio: la experimentada Pilar Bravo de Grupo Tribuna y Francisco Sánchez Nolasco, de Intolerancia.
No es un hombre de poses ni falsas posturas: todos ellos me formaron dice detrás de una amplia sonrisa cuando recuerda los tiempos en que iba a comer tortas con reporteras y reporteros, cuando organizaba rifas de casacas de equipos se fútbol profesional.
No fueron pocos quienes en su recorrido por la Mixteca le pidieron regresar como candidato para gobernador de seis años en un tiempo y futuro incierto. Los paró en seco: “sería una regresión para Puebla” dice sin falsa modestia.
Habló de los datos duros que contendrá su segundo y último informe de labores como el gobernador que tuvo el tacto y la convicción de conciliador a los confrontados y cerrar heridas en donde las hubo. El chicharrón carnudo en salsa verde, como del que convidó a AMLO y a Sheinbaum cerraron la jornada. Vaya que ayuda el principal platillo de casa.