La rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Lilia Cedillo Ramírez acaba de dar la mas significativa señal de poder con los enroques en posiciones clave en la estructura universitaria y se encamina para continuar al frente de la administración por un periodo cuatrianual consecutivo.
La aduana que significa la elección rectoral para la cual deberá inscribirse en agosto próximo aparece en un escenario asequible tras el movimiento parista que significó un esfuerzo notable. Por un lado enfrentó la presión de jóvenes universitarios y factores exógenos que llevaron a extender el diálogo hasta dejar solo a un pequeño, pero radical grupo que recibió asesoramiento oportunista del académico César Cansino, efímero aspirante a rector universitario.
La científica aplicó estrategia y pericia cuando advirtió que detrás del movimiento no solo estaba la demanda legítima de una pequeña representación de la enorme comunidad universitaria, sino las presiones de fuera que demandaban entrar por la fuerza para recuperar instalaciones universitarias.
En el camino, el quipo de la doctora advirtió el interés de un grupo de incondicionales a su antecesor Alfonso Esparza Ortiz por influir en el estado anímico del campus universitario y actuó en consecuencia. Cuando el tiempo ameritaba, fríos ya los ánimos aquellos, comenzó el desplazamiento de personajes que fueron clave en la gestión del único rector por el que aún hay investigaciones en la Fiscalía General del Estado.
Es así como debe entenderse que a la Dirección de Publicaciones haya sido enviado el académico Jorge David Cortés, en lugar de José Carlos “Cheché” Bernal, que fungió como un acicate de los medios críticos al ex rector Esparza que había depositado enorme poder en una mujer que no nunca tuvo plaza universitaria, pero si derecho de picaporte: María Isabel Martínez Hermoso.
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Desplazado Bernal de toda influencia y ámbito de poder deberá obediencia institucional en su nuevo papel como responsable de difusión a quien la rectora universitaria dispuso asumiera la vicerrectoría de Extensión y Difusión, el maestro Antonio Lucio Venegas. Cheché deberá reportar directamente a esa oficina.
La decisión de Cedillo Ramírez para mover sus fichas y estar en condiciones de ocupar sitios que resultan indispensables para el propósito electoral en puerta fue producto de un plan estratégico diseñado junto con un círculo reducido de colaboradores en quienes confía a partir de la lealtad evidente a lo largo de los años.
Tan añeja es la amistad con un conjunto de maestros, administrativos y funcionarios universitarios que ellos mismos cuentan con cierta chanza el periodo en el que a todos correspondió ser “plantas de sombra”, el periodo en el que Alfonso Esparza, el virtual prófugo de la justicia, los arrinconó en oficinas oscuras, sin presupuesto ni influencia.
El tiempo ha pasado desde que quien es investigado por un presunto daño patrimonial descomunal a las finanzas universitarias, acusó con tirria a Lilia Cedillo de lo mismo, un gesto de descortesía que enmarcó para siempre la relación mutua.
Cedillo no solo no se debilitó con el paro universitario, sino que recuperó el control por encima del encono, el complot y las deslealtades de quienes aún suspiran por ese pasado que parece difícil, regresará.
Las plantas de sombra aquellas en los rincones oscuros, ahora son de sol.