Sheinbaum, la misoginia y geopolítica

Fue en cuestión de minutos que una oleada de críticos de Claudia Sheinbaum se convirtió en especialista en diplomacia, acuerdos comerciales, balanza comercial y estrategia comunicacional.

Fue una escena general que se extinguió pronto porque en una semana quedó solventada con inteligencia la turbulencia política en la relación bilateral México-Estados Unidos tras el amago de Donald Trump de imponer un 25 por ciento de impuestos a productos fabricados de este lado de la frontera norte.

Lo fue porque luego del lunes pasado que se produjo el anuncio en aquel país, una llamada telefónica entre la presidenta en México y el presidente electo terminó por poner las cosas en claro: trato cordial y de iguales entre ambos personajes.

Los términos usados por el republicano locuaz “maravillosa conversación con la nueva presidenta Claudia Sheinbaum Pardo” luego de una llamada telefónica no sólo dio un nuevo giro en la línea de tiempo, sino que confirmó que Sheinbaum tiene capacidad de interlocución con quien la oposición en México vio como “la esperanza de México” (Quadri dixit).

Lo que hay que dejar en claro en este nuevo episodio en la difícil relación con el nuevo gobierno republicano que tampoco ha sido  cómoda con los demócratas, es que en nuestro país existe como desde 1800, una corriente conservadora dispuesta a todo hasta la genuflexión.

Más de Parabólica: Orinar agua bendita

En la memorable batalla de Puebla de 1862 ante el ejército francés el general Ignacio Zaragoza, apoyado por xochiapulcas se contuvo para evitar voltear los cañones hacía la capital de Puebla y apuntar a los conservadores que veían en la intervención francesa la salvación de México (Quadri, dixit).

Ahí están los voceros de esa especie de casta divina venida a menos con la llegada del nuevo paradigma político que desmanteló un sistema de prebendas que produjo riqueza y abundancia para pocos y carencia de todo en muchos.

No hay que ser un profundo conocedor de la forma de procesar de quienes con la llegada de Andrés Manuel López Obrador en 2018 y el refrendo de ese modelo de gobierno que continuó Sheinbaum perdieron el modelo de negocio que por décadas fue permitido.

Esa argumentación que ha cobrado vigencia rotunda por las obviedades en los últimos años adquiere un nuevo ángulo: el de la misoginia.

En efecto, las expresiones que despojan de vigor, arrojo y decisión de la mujer mexicana en general no son ajenas a la conducta de Sheinbaum Pardo que antes ya fue desprovista de valores intelectuales o políticos por dos razones: su impulsor López Obtaror y el origen de su apellido que tanto incomoda al antisemitismo.

Los críticos de la escena de coyuntura de esta semana no lo advierten envueltos como están hundidos en el estercolero hediondo por una vanidad superlativa pero innoble, pero exhiben sin pudor carencias intelectuales, políticas y empáticas porque la sororidad y el concepto de patria no la conocen ni con diccionario en mano.

Ya vendrán nuevas oportunidades para la descalificación y el desprecio porque el encono como la envidia cuando viene de mala sangre no haya consuelo ni sueño en esa casta divina venida a menos.